Memoria

Vivienda unifamiliar aislada que se edifica sobre dos parcelas agrupadas en la urbanización de Lomo de Taliarte.

Se encuentra en la esquina de una manzana en la que dos de sus lados son colindantes con otras parcelas y los otros dos, uno a la calle Rafael Monzón Grau Bassas y otro a la peatonal Paseo del Naufragio, por donde tiene su acceso peatonal y rodado.

Los puntos más importantes que han condicionado la propuesta están relacionados con los siguientes parámetros:

• La geometría, emplazamiento y topografía de la parcela.
• La consecución de buena orientación en todas las estancias de la vivienda.
• La incidencia del viento en la zona.

Es por ello, que el primer acercamiento a la parcela conduce a proponer una vivienda que “juegue” con la dirección del viento incidente en la zona, dando lugar a la forma en L que la define, con unos recovecos y ángulos que parecen haber sido esculpidos en su cara norte por el propio efecto del viento.

En su interior la importancia del vacío como elemento vertebrador de espacios. Este diálogo entre sólido y vacío es parte fundamental para entender la experiencia. Aquí el juego de sólidos y vacíos surge de la erosión de un prisma. Este proceso escultórico sustractivo con hendiduras en diferentes alturas se contrapone con la pesadez material de su envoltorio.

La vivienda se distribuye en tres plantas: baja, alta y sótano. En la baja encontramos salón comedor, cocina, despensa, aseo y garaje. En la alta, cuatro dormitorios, uno de ellos con vestidor y baño y otro baño independiente. En el sótano, estancias de servicio de la vivienda con ventilación e iluminación a través de dos patios ingleses. La comunicación vertical se realiza en el lateral oeste de la vivienda, teniendo acceso directo al jardín también desde el sótano a través del patio que se orienta al sur.

Se consigue una ventilación e iluminación natural en todas las estancias y se reduce la superficie en las conexiones. Además de esto, el vacío central o doble altura sobre el salón comedor toma importancia ya que a través de él se conectan las plantas principales de la vivienda, y el camino a las estancias privadas pasa a ser un “corto y agradable paseo con vistas”.

El resto de la parcela se destina a jardín, terraza, y las preciadas zonas que el propietario solicitó para jugar al baloncesto, plantar árboles y crear su pequeño huerto.

Se hizo especial hincapié en la elección de materiales “no perecederos”, y con poco mantenimiento (gran preocupación de los propietarios). Es por ello, que la vivienda fue recubierta prácticamente en su totalidad por una fachada ventilada cerámica en un tono que pretendía mimetizarse con el fondo. De esta manera, la vivienda es captada como el objeto principal, como el área de mayor energía, y el fondo como el “no-objeto”, como el espacio donde flotan la arquitectura y el área de menor energía en la composición. 

Ubicación