Rehabilitación de vivienda en la calle Los Balcones, Las Palmas de Gran Canaria

Ubicación
Calle Los Balcones. 35001 Las Palmas de Gran Canaria
Año de terminación
2019
Superficie total construida
542,86 m2

Arquitecto
Fernando Briganty Arencibia
Arquitecto
Carolina Ruiz Domínguez
Arquitecto
Efrén González Rodriguez
Arquitecto
Víctor Rodríguez Mendoza
Arquitecto
Daniel Almenara Vera
Delineante
Mario Alejandro Santana
Arquitecto técnico
Alfredo Santiago Moro
Constructor
Flavio García Rodríguez
Carpintería
Antonio Nicolás Santiago Vega
Promotor
Particular

Memoria

La primera vez que accedimos a la casa situada en la esquina de la calle Los Balcones con la calle Felipe Massieu Falcón, con el encargo de rehabilitarla, fue hace más de diez años. Nos encontramos con un lugar abandonado durante décadas, donde los efectos del tiempo, de la lluvia, de sus únicos moradores, las palomas, habían convertido aquella casa del siglo XVIII, representativa de la historia de la sociedad canaria, en un espacio ruinoso cargado de historia y de historias

La casa de la calle Balcones está catalogada como monumento histórico- artístico por el PGOU:LPGC, con un grado de protección integral. En la plaza del Pilar Viejo, frente a la Catedral y a la casa Colón, su fachada se compone de los elementos reconocibles de la arquitectura de la época, pero dispuestos de manera singular, eludiendo simetrías, en la que destacan los grandes paños que agrupan los vanos de los extremos de la fachada, una imponente pilastra de esquina y un conjunto de gárgolas de cañón que coronan la composición. Hacia la Plaza del Pilar Nuevo, ocupando un lugar inusual en la composición de las fachadas de la casa tradicional canaria, un magnífico balcón de madera de tea con antepecho de balaustres y cerramiento de celosías se eleva en la tercera planta, dominando la ciudad, y mirando hacia la Catedral y hacia el mar.

La fachada, testigo del paso de más de tres siglos, “se presenta como evidencia de las transformaciones que se han sucedido dentro de sus muros”. En el interior del edificio vuelven a adaptarse los elementos de la arquitectura noble canaria a la evolución de las necesidades funcionales de la vivienda.

En torno a un patio central con suelo de cantería, se despliega el caótico conjunto de estructuras de madera, sana, descompuesta o pulverizada por tramos, con sus galerías abalaustradas, sus tiros de escaleras con trazados inverosímiles, las líneas superpuestas y la luz filtrada a través de lo que algún día fue la cubrición de este espacio, nos da acceso a las amplias y luminosas estancias que, en dos plantas, ocupan la primera crujía desde la fachada. Una tercera planta a la calle Balcones, a nivel de cubierta, alberga el sobrado, que da acceso al peculiar balcón de madera, pieza de valor arquitectónico e histórico.

Se contó con el trabajo de maestros canteros, maestros carpinteros y herreros locales, en la clasificación, reparación, desmontaje y sustitución en muchas ocasiones, de todos los elementos que presentaban problemas de conservación y estabilidad. Los elementos estructurales verticales presentaban un aceptable estado de conservación: los muros de mampostería, y pilares de madera que sostienen las galerías, requirieron de intervenciones y refuerzos puntuales.

Especialmente dañados estaban los elementos horizontales, las galerías y suelos, las escaleras, los balaustres, las vigas, rollizos, las carpinterías, interiores y exteriores, y el balcón de madera del sobrado.

Tenemos, pues, sobre la mesa una pieza hoy emblemática, representativa, catalogada, `postalizada’, pero marcada a lo largo de su última historia de manera irreversible por el aislamiento, la degradación y el abandono. La presencia dañada, compensada por una emoción palpable que invita a detenerse, a descifrar los códigos que viven en las marcas provocadas por el paso de siglos, destapa la esencia del lugar para incorporarlo a la nueva vida del inmueble.

El programa a desarrollar en la intervención, una vivienda unifamiliar del siglo XXI planteaba un nuevo reto a incorporar a la ya compleja tarea de restauración del edificio. la toma de decisiones de proyecto va paralela a la intervención sobre la materia física con que contábamos. La puesta en valor de los elementos constructivos recuperados y/o restaurados ha de convivir con el conjunto de requerimientos, como la dotación de servicios, el confort térmico, la accesibilidad, las instalaciones varias, telecomunicaciones etc. que deben responder a las exigencias de la normativa vigente, y de una vivienda actual.

En planta baja, el patio se recupera como gran vacío que comunica el interior íntimo con la lluvia, el cielo y el aire, y distribuidor. Un sencillo cerramiento móvil, fabricado en hierro vidrio, permite que el patio quede cerrado, o abierto, quedando en este caso oculto “dentro” del suelo de la cubierta

El antiguo local comercial se incorpora a la casa, transformado en biblioteca y sala.

La planta primera, de escasa altura, que nos hace pensar más en una entreplanta, albergará los dormitorios, proyectados como espacios autosuficientes. Los espacios diáfanos paralelos a fachada de esta planta se compartimentaron mediante cubos equipados, que, exentos de los muros de carga, dotan de servicio ( aseos y armarios) a estos espacios. Trasdosados estratégicamente situados, ejercen de velos, que facilitan el paso de las instalaciones, sin dañar los muros originales.

En la planta segunda, o planta noble, se distribuyen las estancias de día de la vivienda, cocina, salón y comedor. Destacan la gran altura de los espacios, y el minucioso trabajo de cantería y madera que descubrimos en alguno de los muros. La comunicación interior de todos los espacios es una decisión de proyecto, que facilita las comunicaciones, y permite que el uso original del patio como espacio abierto no interfiera en el confort térmico en las funciones cotidianas.

La planta tercera pasa a incorporarse también a la vivienda, mediante una escalera ligera, y cubierta, que sustituye a la anterior de servicio. El sobrado se convierte en dormitorio equipado, privilegiado por el imponente balcón al que tiene acceso. Un ascensor que recorre verticalmente el inmueble, con acceso desde el patio, y se sitúa en espacio anexo al mismo. Este apéndice, que en el proyecto original albergaba baños y cocinas, se incorpora como zona de servicio en cada planta.

Por último, mediante la intervención en la cubierta, la dotamos de impermeabilización y aislamiento térmico, y se acondiciona para ser habitada, convirtiéndose en la quinta fachada que permite disfrutar del sol y las impresionantes vistas sobre la catedral de Las Palmas de Gran Canaria.

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