Memoria

La vigencia de la Bürolandschaft

La forma de trabajar y relacionarse con el espacio laboral ha cambiado radicalmente. La oficina paisaje como tal, resuelta como una sucesión de semi-cubículos, no es operativa en general hoy en día. Pero tampoco lo es la oficina compartimentada en despachos, que obedecía a un modelo jerárquico ya inexistente. Conviene aplicar nuevos modelos de trabajo.

Una de las características laborales que ha venido a modificar el espacio actual es el teletrabajo (inesperadamente incrementado ahora), ya que facilita la conciliación familiar, y permite un uso indeterminado del espacio; es esto último lo que más nos interesa en este proyecto. Un cambio de modelo implica nuevas oportunidades en la organización arquitectónica de una oficina.

Entendemos que la incertidumbre es parte de nuestra sociedad, y lo es también de lo laboral. Que los puestos de trabajo podían ser “flotantes” para adaptarse a necesidades cambiantes, y ello llevó a plantear la oficina como un paisaje continuo, a través de la suave oblicuidad de sus desniveles. Este paisaje se organiza definiendo ambientes construidos diferentes, espacios de trabajo, espacios de charla y creatividad, espacios de descanso y relax o de reuniones numerosas (en anfiteatro), y lo lúdico, que también se persigue en este proyecto. Cada zona es diferenciada, pero organizada en continuo, sin separaciones físicas, pero sí con distancia entre ellas (la distancia sustituye muy bien a las paredes si se cuenta con una buena acústica). Es un paisaje lineal en enfilada, que se une por los recorridos de los que se desplazan por su interior, y por la visión exterior de la calle que discurre a todo lo largo.

Se interviene en un local comercial existente en la avenida del Pintor Felo Monzón en Siete Palmas, resultante de agrupar tres locales diferentes, de manera que el espacio se va adaptando a la pendiente de la calle, conformando así una planta escalonada en cuatro niveles. Esta característica de espacio escalonado a lo largo de una fachada de 67 metros fue uno de los factores configuradores del proyecto.

Las oficinas, que llevaban casi 20 años funcionando en ese local, requerían de nuevas instalaciones, pero también, de un nuevo modelo de oficina más adaptado a los nuevos planteamientos organizativos de la empresa. Habían optado por un crecimiento que impulsara una organización más horizontal y menos jerárquica. Como respuesta se propuso reducir el número de despachos propios en favor de un modelo abierto, tipo oficina paisaje.

Oficina-Paisaje

Se eliminaron las particiones existentes configurando un espacio diáfano escalonado en cuatro niveles, a lo largo de la totalidad de la fachada. Desde el inicio era importante lograr ventilación e iluminación directa para todos los trabajadores. Con la nueva disposición se obtiene un espacio continuo donde prima la movilidad y flexibilidad de usos y de zonas de trabajo. Como si de un territorio extenso se tratara, haciendo una revisión del movimiento Bürolandschaft de los años 50, las posibilidades de usar el espacio se multiplican significativamente. Una oficina paisaje precisa como contrapeso, espacios de privacidad. Estos se resolvieron mediante salas de reunión al fondo, que se iluminan a través de pequeños lucernarios que dan a los patios interiores, así como cápsulas o pequeños habitáculos para llevar a cabo vídeo conferencias insonorizadas que recuerdan a las antiguas cabinas de teléfono.

Materialidad

En el espacio abierto se cuidó especialmente el ambiente luminoso y el acústico, usando diferentes materiales y sistemas, para lograr el correcto nivel de sonido en cada zona. A tal fin se buscó la complementariedad de todos los revestimientos entre sí: En los espacios donde se usa pavimento vinílico tejido, por ejemplo, se ha puesto un falso techo continuo, mientras que en zonas de suelo natural de madera, se usaron paneles de virutas de madera en el techo.

En cuanto a la iluminación, se tomó como premisa el uso de materiales cálidos como la madera de roble blanco y suelos con acabados textiles indicados especialmente para oficinas. Falsos techos y tabiquería llevan acabados con pintura blanca para generar una mayor sensación de luminosidad en algunos casos y la utilización del negro para dar sensación de profundidad en otros.

Rampa

La rampa que atraviesa el espacio longitudinal a modo de pasarela de conexión, conecta los cuatro niveles entre sí. Conceptualmente se establece como elemento de relación. En torno a la rampa se generan espacios de intercambio, de descanso, o de charla, pero también de trabajo, ya que en ellos se llevan a cabo reuniones informales. La rampa ocupa así un papel fundamental como estructurante lineal del espacio, haciendo que los planos horizontales se entiendan en continuidad, manteniendo la cohesión entre los espacios de trabajo y los trabajadores.

Espacios comunes

La disolución de algunos de los límites que imponía el estado previo permite ahora una mayor flexibilidad generando espacios comunes diáfanos y más abiertos entre ellos. El mobiliario también busca diferenciar espacios o evidenciar múltiples formas de trabajar.
 
Desde la misma entrada a las oficinas se puede observar la práctica totalidad de las oficinas a lo largo de los desniveles. El comedor comunica con este espacio y desde aquí una sala de presentaciones que ocupa la zona más interior del local. Se trata de una grada con aforo para 30 personas separada con una cortina acústica y con las últimas tecnologías para crear pequeños eventos de todo tipo.

Lo lúdico se une al trabajo, formando parte esencial del proyecto, está en ala elección de materiales, colores y texturas, o en la propia organización espacial, pero también en elementos puntuales que tratan de focalizar espacios de diversión colectiva como la piscina de bolas transparentes, que se resuelve uno de los desniveles, el futbolín, que se encuentra en medio de la oficina, o el scalextric, que se utiliza en la sala de reuniones principal, etc.

Zonas de trabajo

Los puestos de trabajo se sitúan a lo largo de la fachada, son intercambiables (hot-desking) de forma que cada trabajador puede decidir si trabajar en un sitio u otro dependiendo de los grupos de trabajo o actividad que se plantee en cada momento. Esta versatilidad del espacio hace que los puestos de trabajo puedan adaptarse a nuevas distribuciones y fomentar el trabajo desde cualquier sitio, incluso fuera de la oficina. El teletrabajo se ha normalizado y ha puesto en evidencia que la flexibilidad de los espacios de producción funciona bien para lograr, además de la adaptación a la incertidumbre, las distancias de seguridad necesarias en momentos como el actual.

Ubicación